miércoles, 12 de agosto de 2009

Crónica Nº 6 de 2009

Crónica 2009.06.30, Nº 6 de 2009
Kronyka-jlhs-6 de 2009

1. Una famosa canción norteamericana de los años 1959-60, reeditada en 1997
Breezing Along With The Breeze [Gillespie / Simons / Whiting]
I am breezing along with the breeze
Trailing the rails, I am roaming the seas
The sky is the only roof I have over my head
And when I am weary, mother nature makes me a bed
Mi traducción parafrástica metrificada es:
Brisando junto a la brisa
Sólo me estoy dejando llevar por la brisa
Siguiendo rieles, recorro mares, sin prisa
El cielo es el único techo sobre mi cabeza
Si me canso, lecho me ofrece Naturaleza
[Brisar: Americanismo por soplar la brisa. No confundir con otras acepciones, ni con brisear, un galicismo que tiene otros significados. Pero también se usa brisear un caballo si se le hace galopar suavemente, generando así una brisa.]

2. El Zorzal T.F.M. King, autonombrado inspector de la cabaña de Playa Hermosa

Turdus Falklandii Magellanicus King [Passeri Passeriform Muscicapidae Turdidae]

En los febreros pasamos algunos días de vacaciones en una cabaña de la Playa Hermosa del Lago Llanquihue. Cuando vamos acercándonos al lago apostamos a quién lo verá primero. Siempre pierdo la apuesta pues me ensimismo preguntándome si veré al Zorzal que ronda e inspecciona la cabaña. Lo llamo Zorzal, para distinguirlo de otros de sus congéneres zorzales turdidae. La taxonomía o clasificación de las aves y pájaros es muy extensa y complicada. Por ejemplo, la familia de ese Zorzal es a veces indicada como muscicapidae y otras como turdidae. Tiene hermanos más pálidos en la Isla Mocha, Turdus Falklandii Mochae Chapman, y primos más morenos en el Norte de Chile, Turdus Chihuanco Chihuanco. El último apellido, King, es por un naturalista de ese nombre. Pero el Zorzal y yo lo tomamos en serio, como Rey. También puede que sea una Reina, pero seguiré considerándolo como macho, sólo para simplificar.

Los zorzales reinan en parques, plazas y jardines citadinos y en campos y bosques desde la IV Región de Chile hacia el austro. Hace pocos años fue avistado uno en la Antártida, engañado quizás por el cambio climático global y el deshielo.

Nunca he sabido si cada año es el mismo Zorzal o si el autoempleo de inspector va pasando de padre a hijo a nieto, y sucesivamente. Ni se me ocurriría atrapar a ese paseriforme y ponerle algún distintivo para reconocerlo. Sería atentar contra sus derechos avícolas y podría infringir alguna ley monárquica, ya que es un rey, y él se lo cree. Ya no se estila el secuestro de reyes. Por lo demás, el Zorzal sería el único rey agradable y melodioso en la Historia. Menos se me ocurriría tratar de ubicar el nido donde le esperan su reina y sus príncipes: sería como ir a un palacio real sin ser invitado. Además, primero habría que ubicarlo, ya que el Zorzal esconde muy bien su hogar de ramas y barro. En los septiembres empiezan a nidificar los zorzales y se embarran para revocar el nido, que les sirve para unas dos o tres generaciones de polluelos en el año. Pero en los febreros nunca he visto eso, dado que el Zorzal es esquivo.

El Zorzal disfruta del terreno, semillas y frutas del recinto. Corretea a saltitos en busca de caracoles o lombrices. Detecta éstas, con su fino oído, y escarba el suelo para atraparlas. Se posa en la reja e inspecciona todo. Emite un canto armonioso y agradable, pero también profiere a veces gritos discordantes, como de alarma o aviso. Después de todo, los humanos somos intrusos en sus dominios. Él es el rey y amo. Ignora que el dueño verdadero de todo lo que hay es, en el fondo, el Fisco y que nadie escapa de los impuestos, al menos del IVA, por muy inope o mendigo que sea. Es hermoso el ver que los pájaros se dejen llevar por la brisa y el viento y no sepan de impuestos. En el decenio de los 1960 el gobierno chileno quiso promulgar una ley de impuesto a las aves y antenas de televisión que hubiera en las casas. Había pájaros que gustaban de posarse en las antenas dipolo o Yagi simples de entonces, pero el Zorzal no. Esa ley nunca fue promulgada. Puede que los parlamentarios vieran la película de Alfred Hitchcock sobre la rebelión de los pájaros. Al Zorzal le dejamos agua y semillas pero no le cobramos ni el equivalente del IVA ya que en realidad debiéramos pagarle a él por su belleza y su canto, y por dejarse fotografiar. Si veo un zorzal evoco al Zorzal de Playa Hermosa, correteando o volando, alerta y vigilante.
3. Los Dogones y Sirio
A lo largo de los siglos los terrícolas se han, nos hemos, preguntado si la raza humana es la única que existe en este universo. Probabilísticamente debiera haber miríadas de razas y civilizaciones extraterrestres, aunque aún no se conoce ninguna. Por ello B. Carter, astrofísico de la Universidad de Cambridge, planteó en 1973 el Principio Antrópico: el universo fue diseñado, a juzgar por los asombrosos valores de las constantes universales, justamente para que el ser humano pudiera existir. O sea, en términos simplificados, según ese principio, prácticamente sólo en la Tierra podría haber vida como la humana. Esto no tiene que ver con religiones y, obviamente, no es aceptado por otros científicos. En mi libro MetriCrónicas, de 2006, rimé, en las páginas 49 a 52, la teoría antrópica. Pero hay proyectos estadounidenses para buscar exoplanetas similares a la Tierra, y se han descubierto varios o muchos, como recordé en otras Crónicas.
Si aceptamos la teoría probabilística, por la expansión del universo debiera haber en éste innumerables razas y civilizaciones. Y no tienen que ser como las humanas. Puede que algunas, avanzadas, hayan enviado exploradores a la Tierra, aunque quizás a ninguna le haya interesado nuestro planeta, que es pequeño, sin muchos recursos, contaminado y plagado de habitantes belicosos. De las civilizaciones iguales a, o más atrasadas que, la nuestra tampoco habría que preocuparse, ya que no tendrían los recursos tecnológicos para llegar a este sistema solar, así como tampoco lo tienen, por ahora, las potencias espaciales para ir con tripulantes humanos fuera de él. Hablar de una civilización terrestre no es muy adecuado: hay mucha disparidad en riqueza y desarrollo entre las naciones. Por ejemplo, casi todo el avance científico y tecnológico es debido a unas 10 potencias. Y el espacio es explorado sólo por Estados Unidos, Rusia y China, hasta con astronautas, la Comunidad Europa y Japón. India se está interesando también. Los resultados de esas misiones son más bien secretos, o reservados, y lo que publican de ellas es casi inútil, dudoso y a veces poco creíble.
Desde individuos prehistóricos hasta pueblos actuales han manifestado creencias sobre extraterrestres. Así, como ejemplo de lo primero, hay inscripciones milenarias en las que aparecen grabados de presuntos visitantes astronautas, no susceptibles de ser confundidos con posibles dioses. Los grabados oficiales en templos eran supervisados por individuos inteligentes y avanzados, como hindúes védicos o mayas, que no iban a permitir, supongo, representaciones de algún dios en un traje tan extraño y en alguna máquina voladora. Las máquinas voladoras vimanas de la Antigua India Védica son vistas sí, parece, por los hindúes más bien como invenciones propias, y no venidas del espacio.
Como ejemplo de pueblos actuales que creen firmemente en visitantes extraterrestres están los dogones, del sur de Mali, África. Dicen que hace como un milenio sus antepasados fueron visitados por extraterrestres venidos de Sirio. Estos les enseñaron que Sirio es en realidad un conjunto binario, más aún ternario, en que la estrella principal es brillante, la que vemos, pero que en torno a ella gira otra estrella no visible, con un período de 50 años. Cada 50 años los dogones hacen una ceremonia en que se disfrazan de astronautas, con trajes y escafandras de ramas para celebrar esa efeméride astronómica. Esta podría pasar como un mito de dicho pueblo, y algunos de sus vecinos. Pero sólo a mediados del siglo diecinueve, unos siglos después, pudo comprobar la astronomía oficial, con el mejor telescopio disponible, la veracidad de los dogones: en torno a la estrella Sirio A sí gira otra estrella, una enana blanca no visible a simple vista, con un período de 50 años. Otras características que sabían los dogones, como la densidad de dichos cuerpos, fueron confirmadas.
Algunos científicos europeos han tratado de desvirtuar dicho conocimiento dogón diciendo, por ejemplo, que algunos misioneros le habrían enseñado eso a dicho pueblo, pero esa y otras explicaciones no tienen asidero. En particular, los misioneros, que sólo se preocupaban de enseñar su religión y que además no sabían ese dato astronómico, llegaron siglos después que los dogones tenían ese verídico conocimiento y celebraban cada 50 años. Se mantiene la incógnita sobre ese notable conocimiento de los dogones. Más aún, los dogones dicen que los sirianos les enseñaron que Sirio es un sistema triple, con otra estrella mucho menor y más alejada, y no visible. Efectivamente, sólo ahora la astronomía oficial ha comprobado que las alteraciones de la órbita de la Sirio B denotan la presencia de esa tercera estrella. Esta C sería una enana roja. Sirio tiene, parece, un gran número de planetas. ¿De cuál de ellos habrían venido esos sirianos? Hay algunas sociedades esotéricas que enseñan que esos sirianos eran anfibios, pero eso no lo dicen los dogones, ni otros pueblos vecinos. ¿Por qué los sirianos visitaron a los dogones y no a los países europeos u orientales, de mayor desarrollo entonces? Puede que esos dogones fueran más desarrollados mentalmente, aunque no lo fueran tanto intelectualmente. Habría mucho que decir sobre esa distinción. Dado que en la Tierra hay muchos problemas difíciles los sirianos podrían volver y enseñarnos a tratar de resolverlos civilizadamente, antes de que aquellos lleguen a ser irreversibles: algunos ya lo son.
El misterio de los dogones es mayor todavía ya que conocían los anillos de Saturno y las 4 lunas galileanas de Júpiter. Estos objetos fueron descubiertos sólo en el siglo 17, y con telescopios. Júpiter tiene un gran número de otras lunas, descubiertas mucho después de Galileo. Otra teoría sobre cómo los dogones obtuvieron esos conocimientos es que se los hayan enseñado los antiguos egipcios, quienes tenían grandes conocimientos sobre la constelación de Orión, Sirio y astronomía en general. ¿Y quiénes les enseñaron a esos egipcios? Hay sociedades esotéricas que dicen que fueron los atlantes, pero hay que atenerse a la ciencia oficial, que no va más allá de unos 6 milenios hacia el pasado. Para encontrar a Sirio, cerca del horizonte en ciertas épocas, conviene ubicar primero la constelación de Orión. Se sigue visualmente una prolongación del cinturón de Orión hasta llegar a Sirio, la más brillante en nuestro cielo. O usar el sistema Google ahora. Pero es mejor mirar el cielo, sin smog, y especular.